Cada 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una fecha impulsada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para visibilizar y combatir una de las problemáticas más urgentes a nivel global: la explotación laboral infantil.
Una realidad que persiste
A pesar de los avances en materia de derechos infantiles, 160 millones de niños y niñas en el mundo aún se ven obligados a trabajar, según datos de la OIT y UNICEF. Muchos de ellos lo hacen en condiciones peligrosas, alejados de la escuela y expuestos a riesgos físicos y emocionales.
El trabajo infantil no solo vulnera derechos fundamentales, sino que perpetúa el círculo de pobreza y desigualdad en generaciones enteras.
¿Qué se considera trabajo infantil?
El trabajo infantil se refiere a cualquier actividad económica o tarea que priva a los menores de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. No se trata de pequeñas colaboraciones en el hogar o aprendizajes adecuados para su edad, sino de trabajos forzados, peligrosos o que interfieren con su educación.
Un llamado a la acción
Este día es una oportunidad para recordar que proteger a la niñez es responsabilidad de todos: gobiernos, instituciones, empresas, comunidades y familias. Erradicar el trabajo infantil requiere políticas públicas efectivas, acceso universal a la educación y condiciones laborales justas para los adultos.
Este 12 de junio, sumemos nuestras voces
El lema de este año es: "Actuar con urgencia para poner fin al trabajo infantil". Participar, informar, denunciar y exigir políticas activas son formas de contribuir a un mundo donde ningún niño tenga que trabajar para sobrevivir.