¡Señor mío y Dios mío! Ten compasión de mí porque, como Tomás, hay ocasiones en que dudo de mi fe. En este domingo que me invitas a contemplar tu inmensa misericordia, que me muestras tu costado y tus llagas, y me invitas a experimentar tu cercanía por medio de la oración, no puedo más que decir: ¡Tú, Señor, eres mi Dios!
Me pongo en tu presencia experimentando el mismo miedo que sintieron tus Apóstoles. Señor Jesús, Tú bien conoces todos mis temores, miedos e inseguridades con los que vivo día con día y que me quitan la paz interior que sólo Tú me puedes dar.
Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que sufren la tribulación y turbación interior de su corazón, para que la gracia del Espíritu Santo penetre hasta los rincones más íntimos de su alma y escuchen tus palabras tan reconfortantes: «La paz esté con ustedes»
Te pedimos Señor que nos concedas la gracia de ser dignos de la bienaventuranza: "Dichosos los que crean sin haber visto" Con la fe, nuestra vida será inmensamente dichosa, serena, sencilla y feliz. ¡Con Cristo resucitado!
Misericordia Señor imploramos en este día, queremos sumergirnos en el infinito mar de Tu misericordia. Te hemos fallado Señor, hemos pecado y no somos dignos de acudir a ti. Pero te agradecemos en este día mi Señor, porque Tu amor es más fuerte, nos levantas, nos animas, nos das nuevas oportunidades y nos invitar a cambiar, a ser mejores. 
Gracias Jesús, por el torrente de misericordia que se derrama sobre la humanidad, gracias por apartar Tu mirada de nuestro pecado y ofrecernos Tu perdón. Ten misericordia Señor de nosotros en este momento de prueba, concédenos lo que tanto anhelamos en nuestro corazón, ten misericordia de la humanidad y ayúdanos a sobrellevar cada una de las situaciones que nos agobian. 
Confiamos en Ti, Señor, confiamos en Tu misericordia y no quedaremos defraudados. Enséñanos a ser misericordiosos con nuestros hermanos, que estemos siempre dispuestos al perdón y a la reconciliación, que sepamos olvidar y perdonar las ofensas y seamos fuertes para pedir perdón, que tengamos misericordia con los otros, así como Tú tienes misericordia de nosotros.
Mi Jesús amado, mi Jesús misericordioso, te pedimos nos traigas la paz, en estos momentos necesitamos tanto ella. El mundo envuelto en tristeza y ansiedad carece de paz. Te pedimos lleves tu paz a la persona que ha perdido su empleo, a la persona que vive sola y nadie la acompaña. 
Jesús, soy consciente que únicamente Tú puedes darme la paz verdadera y duradera. Sé que Tú quieres darme esta paz. Ayúdame a ordenar mi jerarquía interior de amores para que pueda reinar en mi corazón esta paz y tranquilidad que me regalas.
Lleva tu paz al que está enfermo, lleva tu paz al que cuida de él. Lleva tu paz al pobre, al rico, al niño, y al adulto. Lleva tu paz a ese abuelito que extraña a su familia y ansia verla de nuevo. Lleva tu paz a los sacerdotes,  al nuevo pastor de nuestra Iglesia, a las religiosas y a los misioneros. Lleva tu paz por el mundo Señor. Danos esa paz que el mundo no sabe dar. 
Señor, acuérdate de tu pueblo que sufre y por tu dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Dale alegría a nuestro corazón.
Amén.
ORACIÓN DE LA MAÑANA
