David, un joven de 20 años, estaba en el hospital tras un accidente de coche que lo había dejado gravemente herido. Durante días, su estado era crítico, y su familia pasaba todo el tiempo posible en el hospital, rezando por su recuperación. Una noche, mientras dormía en su habitación, David sintió que alguien lo tocaba en el hombro. Abrió los ojos y vio a una anciana a su lado, sonriéndole con dulzura.
La mujer le habló con calma, diciéndole que iba a estar bien y que no debía preocuparse. Le dijo que lo amaba y que siempre lo había cuidado. David, algo confundido, cerró los ojos y se durmió. Cuando despertó, recordó el encuentro y le contó a su madre sobre la “visita” de la mujer. Su madre, impactada, le mostró una foto de su abuela, quien había fallecido antes de que él naciera. David reconoció a la mujer de inmediato: era la misma que había estado a su lado en el hospital.
El médico llegó más tarde y anunció que David estaba fuera de peligro y comenzaba a recuperarse. Su familia estaba convencida de que la presencia de su abuela había sido el milagro que necesitaban para sanar a David y darles paz en medio de la tormenta.
“Por donde los ángeles caminan”
El ángel de la abuela